La primera clase del jueves
era historia, una de las clases que más odiaba, me aburría demasiado, me senté
en la segunda fila de al lado de la ventana y para mi sorpresa Valeria se sentó
con Kat delante.
-Ya me darás las gracias,
luego-dijo sonriendo mirando hacia la puerta.
Ahora lo comprendía, el chico
moreno al que había conocido hace cuatro días estaba entrando por la puerta con
el resto de los chicos.
-¿Me siento contigo
vale?-preguntó sonriendo.
-Sí, que así no se me hace
eterna la clase.
-¿Me parece raro, que Valeria
o Kat no se hayan sentado contigo?
-Ya,-contesté fulminando a
las chicas con la mirada-creo que lo tenían planeado.
-Por lo menos, tenemos una
cosa buena.
-¿El qué?-pregunté confusa.
-Qué no nos vamos a aburrir escuchando la clase-dijo sacando
unos cascos del bolsillo de la sudadera.
-Alex, como nos pillen te
mato.
-Toma y calla,-dijo dándome
uno-esto lo he compuesto esta mañana antes de ir a desayunar.
Me puse un casco y una
melodía de guitarra comenzó a sonar, conocía esa canción y no la había
compuesto él.
-Esto no lo has compuesto tú
ni de coña, esa canción es de Whitesnake-dije
mirándole fijamente a los ojos.
-Mierda, te las sabes todas.
-Sí,-dije riendo-¿pensabas
que iba a colar?
-Con los chicos coló.
-¿En serio? Madre mía, no
saben de música.
-No tanto como tú.
Sonreí quitándome el casco.
-Eso es cierto, a mi no me
engañas.
-Ya, lo de la nota aún podría
ser mentira ¿eh?-dijo mirándome divertido.
En ese momento entró la
profesora por la puerta.
-Qué sepas que te has librado
de un puñetazo gracias a la profesora-dije en voz bajita.
-¿Qué? No te oigo-dijo
vacilante.
-Pues lo vas a sentir-dije
dándole una patada por debajo de la mesa.
-Au-chilló en voz baja.
-No vuelvas a andar en mis
cosas ni en mi habitación.
-¿Ni para darte sorpresas?
-Ni para sorpresas.
-Vale,-suspiró- por cierto
¿qué tienes pensado hacer esta tarde?
La profesora miró a Alex,
este disimuló escribiendo la fecha en la libreta. Cogí mi boli e hice lo mismo.
La profesora siguió explicando la historia de los reyes de Inglaterra. Valeria
dejó disimuladamente un trozo de papel encima de mi mesa.
-Ya vas contando lo
que pasó esta mañana, me da igual que lo lea Alex, tú escribe.
-No pasó nada,
simplemente quería pedirme perdón por haber entrado en nuestro cuarto sin
permiso y asegurarme que no habían abierto ningún cajón.
-Ya, y por eso
cuando abrimos la puerta, estabais tan cerca,
-Fue solo un
abrazo, nada más. Créeme si pasa algo os lo cuento, prometido.
-¿El qué va a pasar?-preguntó
Alex susurrando mirando el papel.
Le devolví la hoja a Valeria
y la miré esperando su respuesta con la mirada, ella asintió y se dio la vuelta
en su silla.
-Nada.
-¿Entonces a qué te refieres
en la nota?
-A que si pasa algo entre
nosotros, se lo tengo que contar.
-¿Y por qué tiene que pasar
algo entre nosotros?
-No sé, ellas piensan que
pasa algo por lo de esta mañana.
-Ah ya-dijo Alex sonriendo-
y si por alguna casualidad pasa algo y quiero que sea secreto.
-¿Eso significa que sí
puede pasar algo?-pregunté divertida.
-Puede,-dijo
sonriendo-aún no has contestado a mi pregunta.
-¿A qué
pregunta?-pregunté confusa.
-¿Qué vas a hacer de
tarde?
-No sé ¿por?
-Por qué a lo mejor nos
vamos de visita.
-¿A dónde?
-Ya lo verás.
En ese instante sonó el
timbre. La clase de lengua se me pasó demasiado rápido y el timbre volvió a
sonar. Me levanté, cogí mi mochila y me dirigí hacia el patio con los cascos
puestos, Kat y Valeria venían detrás. Me senté en una esquina de la cancha de
fútbol, los chicos venían en nuestra dirección para jugar un partido.
-¿Te importa sentarte
en todas las clases con Alex y que yo me siente con Kat?-preguntó Valeria.
-No hay
problema-contesté sonriendo.
-¿Qué vamos a hacer de
tarde?-preguntó Kat.
-A mí me ha dicho Alex
de ir a no sé dónde.
-Oh, qué bonito-dijo
Valeria haciendo un corazón con las manos.
Moví la cabeza de un
lado a otro y para mi sorpresa vi que dos de las chicas italianas creo que eran
Mel y Sam estaban hablando, o mejor dicho ligando, con Alex.
-Oh, oh, ¿qué has
visto?-preguntó Kat- ¿A quién le tengo que partir la cara?
-A nadie,-contesté
relajándome-solo están hablando.
Alex se alejó de las
chicas haciendo un gesto de despedida con la mano y se acercó a nosotras, se
sentó a mi lado.
-¿Qué querían
esas?-dije sin disimular el tono de enfado.
-Sam, quería quedar
conmigo esta tarde.
-¿Y qué le has
dicho?-pregunté temiendo lo peor.
-Que no podía quedar, que
ya tenía la tarde ocupada.
En ese momento una
sonrisa se dibujó en mi cara.
-Chicas, ¿queréis venir
a dar una vuelta por Londres?-preguntó Alex.
-No, gracias-contestó
Valeria mirándome- nos vamos a ir con los chicos a ver una peli.
-Entonces nos vamos a
algún lado tú y yo ¿no?-preguntó Alex mirándome.
-Sí.
-Chicas ¿nos cubrís?,
decid que estamos malos o algo ¿vale?-dijo Alex mirando a Kat y a Valeria.
Las dos asintieron.
Alex cogió mi mochila del suelo y me tendió la mano para ayudar a levantarme.
Me levanté confusa y sin soltar su mano le seguí corriendo en dirección a la
puerta. A la salida del recinto solté su mano.
-¿No se suponía que
íbamos esta tarde?
-Se suponía, sorpresa.
-¿A dónde vamos?
-Tengo una idea, sígueme.
Caminé a su lado por
una de las calles que ya tenía más que conocida.
-¿Quieres desayunar?
-Vale-contesté
sonriendo.
-Pues entremos aquí.
Un Starbucks estaba
justo a nuestro lado, entramos y fuimos al mostrador. Pedimos nuestros
desayunos y poco tiempo después fuimos al mostrador a recogerlos. Nos sentamos
en una de las mesas dentro del local. Alex bebió un sorbo de su chocolate. Yo
hice lo mismo con mi caramel machiatto.
-¿Dónde tienes pensado
ir?-di otro sorbo a mi café y le miré directamente a los ojos.
-Pues tenía una
sorpresa para ti pero hasta las cuatro no te la puedo dar.
-¿Y por qué tanta
sorpresa?
-Se ve que aún no te
has dado cuenta.
-Pues no-le miré
confusa-¿me tengo que dar cuenta de algo?
-No, tranquila, pronto
lo sabrás-se acabó de un trago el chocolate.
Alex sonrío. Tenía los
labios manchados de chocolate y también la cara. Moví la cabeza de un lado a
otro y me empecé a reír. Le desapareció la sonrisa de la boca se miró en el
servilletero y se limpió la boca con una servilleta. Después volvió a sonreír.
-¿Te queda mucho?
-No, solo un
trago,-acabé el caramel machiatto-ya está.
-¿Nos vamos?
-Sí.
Mañana soleada. Hacía
frío. Las calles de Londres estaban medio vacías, un señor hablaba por teléfono
en una de las famosas cabinas de color rojo. Una ráfaga de viento sopló justo
cuando salíamos del Starbucks. Me estremecí. Alex se dio cuenta.
-¿Tienes frío?
-Un poco.
-Toma.
Se quitó la sudadera,
una muy bonita de color azul de marca Rip Curl y me la dio. Me quité la
mochila. Él la cogió, me puse su sudadera y me subí las mangas un poco porque
me quedaba gigante. Se dio cuenta y sonrió.
-¿Quieres que te lleve
la mochila?
-No, no hace falta.
-Vale-dijo tendiéndome
la mochila.
Continuamos nuestra
ruta por una de las calles que llevaban al palacio de Buckingham cerca del
parque en el que nos habíamos puesto a tocar el día anterior. Miré el reloj, ya
eran las doce de la mañana, la hora de
comer. Aun se me hacía raro comer dos horas antes, pero ese era el horario del
instituto y de toda Inglaterra.
-Alex, ¿Tienes hambre?
-Sí, ¿tu?
-También, ¿Vamos al
McDonald’s?
-Vale, me parece que
hay uno por aquí cerca.
-Lo hemos hecho al
revés.
-¿El qué?-pregunto
confuso.
-Hemos tomado primero
el postre y ahora vamos a comer.
Se rio.
-Es verdad, vamos al
revés del mundo.
Caminamos durante
quince minutos por el camino de un parque, una ardilla corría por el prado
perseguida por un pequeño perro de raza Yorkshire que ladraba alegre. La
ardilla escaló por uno de los troncos de los inmensos árboles que había.
Contemplé el paisaje, era precioso, verde, como los prados que había donde yo
vivía. La verdad se parecía bastante, pero añoraba a mi familia y a mis amigos
a pesar de estar pasándomelo bien. Atravesamos el camino y vimos un pequeño
carrito en el que vendían perritos calientes, unos bien grandes.
-Alex, ¿Te apetece un
perrito caliente en vez de ir al McDonald’s?
-Te iba a preguntar
justo lo mismo.
Sonreí. Era increíble
la cantidad de cosas que teníamos en común, y las que aún me quedaban por
descubrir. Nos acercamos al carrito de los perritos calientes. Una joven rubia
estaba atendiendo a dos niños mientras que otra morena hacía los perritos. Llegó nuestro turno.
-How can I help you?
-Can you give us two hot dogs, chips and two Cokes
please?-preguntó Alex.
-Sure wait a few minutes.
Esperamos un rato
mientras se freían las patatas. Al
fin teníamos todo.
-How much is it?
-It’s six pounds fifty pence.
-Okay, here you are-Alex pagó la comida.
-Thank you.
-You’re welcome. Bye.
-Bye.
Nos sentamos en uno de
los bancos del paseo por el que habíamos ido a comer. La gente pasaba a nuestro
lado pero nos daba igual, era la hora de comer. Tras acabar mi perrito me
levanté.
-¿Vamos a dar una
vuelta por el parque mientras comemos las patatas?
-Vamos.
Alex se levantó, cogió
su Coca-Cola y la abrió, caminamos por otro camino que daba a un estanque en el
que había patos y cisnes, además de alguna planta y una pequeña isla en el
centro. Nos acercamos al estanque, a nuestra derecha había un restaurante tenía
las paredes de madera y un montón de mesas fuera en las que la gente disfrutaba
de su comida. La mayoría de la gente eran turistas, por lo que pude distinguir,
había algunos franceses e italianos, y me parece que alemanes. Un pato se
acerco a donde estábamos, en frente de una barandilla de color verde que
separaba el estanque de la acera. Alex cogió una de mis patatas y se la tiró al
pato. Éste se la comió.
-Mira, si le gustan las
patatas.
-¿Cómo no le van a
gustar las patatas con lo ricas que están?-dije comiendo una.
Le tiró otra patata al
pato.
-¡Oye que me las
acabas!-me quejé riendo-se va a comer el pato mas patatas que yo.
-Ya has comido
bastantes-dijo riendo.
Le miré con cara de
asesina y echó a correr. Le perseguí por el borde del estanque corriendo hasta
que le alcancé. Dejó de correr y camino a mi lado.
-¿Me vas a pegar?
-No-dije sonriendo- si
me dices lo que es la sorpresa.
-Si te lo digo no será
una sorpresa.
-Es verdad.
-Pero te queda media
hora para descubrirlo, aunque antes tenemos que llegar hasta allí.
Atravesamos el parque y
llegamos a la zona central de la ciudad, se veía el Big Ben parecía gigante,
cruzamos una calle y vimos un guardia subido a un caballo, parecía una especie
de palacio pero no era el de Buckingham, por allí ya habíamos pasado. ¿A dónde
me llevaba Alex? ¿Al palacio de otra reina?
Hola!Me he leído tu historia me encantaaaa!Cuando pones el próximo capitulo???Te sigo sin dudarlo!;) Yo también tengo un blog,me gustaría que te pasaras y me dieras tu opinión:
ResponderEliminarhttp://letterstooliviaapplewhite.blogspot.com.es/
Un beso cielo;)
Pues mira lo acabo de subir hace unos dias :) Me paso ahora mismo, y gracias por seguirme! (: Te sigo de vuelta!
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