sábado, 29 de septiembre de 2012

Capítulo 10: Is This Love?



La primera clase del jueves era historia, una de las clases que más odiaba, me aburría demasiado, me senté en la segunda fila de al lado de la ventana y para mi sorpresa Valeria se sentó con Kat delante.
-Ya me darás las gracias, luego-dijo sonriendo mirando hacia la puerta.
Ahora lo comprendía, el chico moreno al que había conocido hace cuatro días estaba entrando por la puerta con el resto de los chicos.
-¿Me siento contigo vale?-preguntó sonriendo.
-Sí, que así no se me hace eterna la clase.
-¿Me parece raro, que Valeria o Kat no se hayan sentado contigo?
-Ya,-contesté fulminando a las chicas con la mirada-creo que lo tenían planeado.
-Por lo menos, tenemos una cosa buena.
-¿El qué?-pregunté confusa.
-Qué no nos vamos  a aburrir escuchando la clase-dijo sacando unos cascos del bolsillo de la sudadera.
-Alex, como nos pillen te mato.
-Toma y calla,-dijo dándome uno-esto lo he compuesto esta mañana antes de ir a desayunar.
Me puse un casco y una melodía de guitarra comenzó a sonar, conocía esa canción y no la había compuesto él.
-Esto no lo has compuesto tú ni de coña, esa canción es de Whitesnake-dije mirándole fijamente a los ojos.
-Mierda, te las sabes todas.
-Sí,-dije riendo-¿pensabas que iba a colar?
-Con los chicos coló.
-¿En serio? Madre mía, no saben de música.
-No tanto como tú.
Sonreí quitándome el casco.
-Eso es cierto, a mi no me engañas.
-Ya, lo de la nota aún podría ser mentira ¿eh?-dijo mirándome divertido.
En ese momento entró la profesora por la puerta.
-Qué sepas que te has librado de un puñetazo gracias a la profesora-dije en voz bajita.
-¿Qué? No te oigo-dijo vacilante.
-Pues lo vas a sentir-dije dándole una patada por debajo de la mesa.
-Au-chilló en voz baja.
-No vuelvas a andar en mis cosas ni en mi habitación.
-¿Ni para darte sorpresas?
-Ni para sorpresas.
-Vale,-suspiró- por cierto ¿qué tienes pensado hacer esta tarde?
La profesora miró a Alex, este disimuló escribiendo la fecha en la libreta. Cogí mi boli e hice lo mismo. La profesora siguió explicando la historia de los reyes de Inglaterra. Valeria dejó disimuladamente un trozo de papel encima de mi mesa.
-Ya vas contando lo que pasó esta mañana, me da igual que lo lea Alex, tú escribe.
-No pasó nada, simplemente quería pedirme perdón por haber entrado en nuestro cuarto sin permiso y asegurarme que no habían abierto ningún cajón.
-Ya, y por eso cuando abrimos la puerta, estabais tan cerca,
-Fue solo un abrazo, nada más. Créeme si pasa algo os lo cuento, prometido.
-¿El qué va a pasar?-preguntó Alex susurrando mirando el papel.
Le devolví la hoja a Valeria y la miré esperando su respuesta con la mirada, ella asintió y se dio la vuelta en su silla.
-Nada.
-¿Entonces a qué te refieres en la nota?
-A que si pasa algo entre nosotros, se lo tengo que contar.
-¿Y por qué tiene que pasar algo entre nosotros?
-No sé, ellas piensan que pasa algo por lo de esta mañana.
-Ah ya-dijo Alex sonriendo- y si por alguna casualidad pasa algo y quiero que sea secreto.
-¿Eso significa que sí puede pasar algo?-pregunté divertida.
-Puede,-dijo sonriendo-aún no has contestado a mi pregunta.
-¿A qué pregunta?-pregunté confusa.
-¿Qué vas a hacer de tarde?
-No sé ¿por?
-Por qué a lo mejor nos vamos de visita.
-¿A dónde?
-Ya lo verás.
En ese instante sonó el timbre. La clase de lengua se me pasó demasiado rápido y el timbre volvió a sonar. Me levanté, cogí mi mochila y me dirigí hacia el patio con los cascos puestos, Kat y Valeria venían detrás. Me senté en una esquina de la cancha de fútbol, los chicos venían en nuestra dirección para jugar un partido.
-¿Te importa sentarte en todas las clases con Alex y que yo me siente con Kat?-preguntó Valeria.
-No hay problema-contesté sonriendo.
-¿Qué vamos a hacer de tarde?-preguntó Kat.
-A mí me ha dicho Alex de ir a no sé dónde.
-Oh, qué bonito-dijo Valeria haciendo un corazón con las manos.
Moví la cabeza de un lado a otro y para mi sorpresa vi que dos de las chicas italianas creo que eran Mel y Sam estaban hablando, o mejor dicho ligando, con Alex.
-Oh, oh, ¿qué has visto?-preguntó Kat- ¿A quién le tengo que partir la cara?
-A nadie,-contesté relajándome-solo están hablando.
Alex se alejó de las chicas haciendo un gesto de despedida con la mano y se acercó a nosotras, se sentó a mi lado.
-¿Qué querían esas?-dije sin disimular el tono de enfado.
-Sam, quería quedar conmigo esta tarde.
-¿Y qué le has dicho?-pregunté temiendo lo peor.
-Que no podía quedar, que ya tenía la tarde ocupada.
En ese momento una sonrisa se dibujó en mi cara.
-Chicas, ¿queréis venir a dar una vuelta por Londres?-preguntó Alex.
-No, gracias-contestó Valeria mirándome- nos vamos a ir con los chicos a ver una peli.
-Entonces nos vamos a algún lado tú y yo ¿no?-preguntó Alex mirándome.
-Sí.
-Chicas ¿nos cubrís?, decid que estamos malos o algo ¿vale?-dijo Alex mirando a Kat y a Valeria.
Las dos asintieron. Alex cogió mi mochila del suelo y me tendió la mano para ayudar a levantarme. Me levanté confusa y sin soltar su mano le seguí corriendo en dirección a la puerta. A la salida del recinto solté su mano.
-¿No se suponía que íbamos esta tarde?
-Se suponía, sorpresa.
-¿A dónde vamos?
 -Tengo una idea, sígueme.
Caminé a su lado por una de las calles que ya tenía más que conocida.
-¿Quieres desayunar?
-Vale-contesté sonriendo.
-Pues entremos aquí.
Un Starbucks estaba justo a nuestro lado, entramos y fuimos al mostrador. Pedimos nuestros desayunos y poco tiempo después fuimos al mostrador a recogerlos. Nos sentamos en una de las mesas dentro del local. Alex bebió un sorbo de su chocolate. Yo hice lo mismo con mi caramel machiatto.
-¿Dónde tienes pensado ir?-di otro sorbo a mi café y le miré directamente a los ojos.
-Pues tenía una sorpresa para ti pero hasta las cuatro no te la puedo dar.
-¿Y por qué tanta sorpresa?
-Se ve que aún no te has dado cuenta.
-Pues no-le miré confusa-¿me tengo que dar cuenta de algo?
-No, tranquila, pronto lo sabrás-se acabó de un trago el chocolate.
Alex sonrío. Tenía los labios manchados de chocolate y también la cara. Moví la cabeza de un lado a otro y me empecé a reír. Le desapareció la sonrisa de la boca se miró en el servilletero y se limpió la boca con una servilleta. Después volvió a sonreír.
-¿Te queda mucho?
-No, solo un trago,-acabé el caramel machiatto-ya está.
-¿Nos vamos?
-Sí.
Mañana soleada. Hacía frío. Las calles de Londres estaban medio vacías, un señor hablaba por teléfono en una de las famosas cabinas de color rojo. Una ráfaga de viento sopló justo cuando salíamos del Starbucks. Me estremecí. Alex se dio cuenta.
-¿Tienes frío?
-Un poco.
-Toma.
Se quitó la sudadera, una muy bonita de color azul de marca Rip Curl y me la dio. Me quité la mochila. Él la cogió, me puse su sudadera y me subí las mangas un poco porque me quedaba gigante. Se dio cuenta y sonrió.
-¿Quieres que te lleve la mochila?
-No, no hace falta.
-Vale-dijo tendiéndome la mochila.
Continuamos nuestra ruta por una de las calles que llevaban al palacio de Buckingham cerca del parque en el que nos habíamos puesto a tocar el día anterior. Miré el reloj, ya eran  las doce de la mañana, la hora de comer. Aun se me hacía raro comer dos horas antes, pero ese era el horario del instituto y de toda Inglaterra.
-Alex, ¿Tienes hambre?
-Sí, ¿tu?
-También, ¿Vamos al McDonald’s?
-Vale, me parece que hay uno por aquí cerca.
-Lo hemos hecho al revés.
-¿El qué?-pregunto confuso.
-Hemos tomado primero el postre y ahora vamos a comer.
Se rio.
-Es verdad, vamos al revés del mundo.
Caminamos durante quince minutos por el camino de un parque, una ardilla corría por el prado perseguida por un pequeño perro de raza Yorkshire que ladraba alegre. La ardilla escaló por uno de los troncos de los inmensos árboles que había. Contemplé el paisaje, era precioso, verde, como los prados que había donde yo vivía. La verdad se parecía bastante, pero añoraba a mi familia y a mis amigos a pesar de estar pasándomelo bien. Atravesamos el camino y vimos un pequeño carrito en el que vendían perritos calientes, unos bien grandes.
-Alex, ¿Te apetece un perrito caliente en vez de ir al McDonald’s?
-Te iba a preguntar justo lo mismo.
Sonreí. Era increíble la cantidad de cosas que teníamos en común, y las que aún me quedaban por descubrir. Nos acercamos al carrito de los perritos calientes. Una joven rubia estaba atendiendo a dos niños mientras que otra morena hacía los perritos. Llegó nuestro turno.
-How can I help you?
-Can you give us two hot dogs, chips and two Cokes please?-preguntó Alex.
-Sure wait a few minutes.
Esperamos un rato mientras se freían las patatas. Al fin teníamos todo.
-How much is it?
-It’s six pounds fifty pence.
-Okay, here you are-Alex pagó la comida.
-Thank you.
-You’re welcome. Bye.
-Bye.
Nos sentamos en uno de los bancos del paseo por el que habíamos ido a comer. La gente pasaba a nuestro lado pero nos daba igual, era la hora de comer. Tras acabar mi perrito me levanté.
-¿Vamos a dar una vuelta por el parque mientras comemos las patatas?
-Vamos.
Alex se levantó, cogió su Coca-Cola y la abrió, caminamos por otro camino que daba a un estanque en el que había patos y cisnes, además de alguna planta y una pequeña isla en el centro. Nos acercamos al estanque, a nuestra derecha había un restaurante tenía las paredes de madera y un montón de mesas fuera en las que la gente disfrutaba de su comida. La mayoría de la gente eran turistas, por lo que pude distinguir, había algunos franceses e italianos, y me parece que alemanes. Un pato se acerco a donde estábamos, en frente de una barandilla de color verde que separaba el estanque de la acera. Alex cogió una de mis patatas y se la tiró al pato. Éste se la comió.
-Mira, si le gustan las patatas.
-¿Cómo no le van a gustar las patatas con lo ricas que están?-dije comiendo una.
Le tiró otra patata al pato.
-¡Oye que me las acabas!-me quejé riendo-se va a comer el pato mas patatas que yo.
-Ya has comido bastantes-dijo riendo.
Le miré con cara de asesina y echó a correr. Le perseguí por el borde del estanque corriendo hasta que le alcancé. Dejó de correr y camino a mi lado.
-¿Me vas a pegar?
-No-dije sonriendo- si me dices lo que es la sorpresa.
-Si te lo digo no será una sorpresa.
-Es verdad.
-Pero te queda media hora para descubrirlo, aunque antes tenemos que llegar hasta allí.
Atravesamos el parque y llegamos a la zona central de la ciudad, se veía el Big Ben parecía gigante, cruzamos una calle y vimos un guardia subido a un caballo, parecía una especie de palacio pero no era el de Buckingham, por allí ya habíamos pasado. ¿A dónde me llevaba Alex? ¿Al palacio de otra reina?


2 comentarios:

  1. Hola!Me he leído tu historia me encantaaaa!Cuando pones el próximo capitulo???Te sigo sin dudarlo!;) Yo también tengo un blog,me gustaría que te pasaras y me dieras tu opinión:
    http://letterstooliviaapplewhite.blogspot.com.es/
    Un beso cielo;)

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    1. Pues mira lo acabo de subir hace unos dias :) Me paso ahora mismo, y gracias por seguirme! (: Te sigo de vuelta!

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