-Hello!-saludó la señora.
-Hi!-contestamos nosotros.
-Excuse me, can you please tell us where are we going to live?-preguntó
Alex con un acento británico mejor que el mío.
-Sure!-contestó la señora sonriendo.
Le devolví la sonrisa
mientras Alex hacia un gesto a los chicos y a Valeria para que se acercaran. La
señora se puso a buscar entre unas carpetas.
-Are you from Spain, right?-preguntó la recepcionista.
-Yes-contesté puesto que Alex no le estaba atendiendo.
La señora sacó unas hojas de
una carpeta y unas llaves, los chicos y Valeria llegaron hacia donde estábamos
y la señora nos entregó dos folios y unas llaves a cada uno. Mi llave y la de
Valeria tenía escrito el número 17, y la de los chicos tenía el 18.
-Here you are
the keys, the map and the rules of the school. Have a
nice day!-dijo la señora sonriendo.
Le devolvimos la sonrisa, y
comenzamos a subir las maletas y mi guitarra a la primera planta donde, como
antes había deducido, estaban las habitaciones.
Había dos pasillos, uno con las habitaciones de las chicas y al fondo
otro con las de los chicos. Nuestra habitación era la más cercana a la de los
chicos, la señora Mrs. Rivers, suponía que Valeria y yo éramos lo
suficientemente responsables como para vivir al lado de los chicos. Zack y Jake
nos ayudaron a subir nuestras muchas, muchas maletas (y mi guitarra). Entraron
en nuestra habitación y dejaron nuestras maletas en la entrada.
-Gracias-dijimos Valeria y yo
sonriéndoles.
-De nada-contestaron ellos.
Después salieron de la
habitación y fueron a recoger sus maletas. Mientras tanto Valeria y yo, le
echamos un vistazo a la habitación. Había cuatro camas, tenían sábanas de color
malva y una funda nórdica de lunares morados, verde pistacho y blancos. Las paredes
también eran moradas y los armarios eran grandes de color blanco con espejos en
las puertas. La luz del sol entraba por una ventana que estaba al lado de una
de las camas. Me acerqué a la ventana y pude ver el paisaje, un paisaje
precioso, un gran prado verde en el que se podían practicar diferentes deportes
y tumbarse a tomar el sol. Cogí una de mis maletas donde tenía las cosas de
clase. Saqué una revista, la última que había comprado y saqué un póster de
Taylor Lautner sin camiseta. Cogí el celo y las tijeras de mi estuche, corté
cuatro trozos de celo y pegué el póster en la pared. Valeria observó lo que
hacía y buscó entre mis otras revistas los mejores pósters que podíamos pegar.
Eligió algún que otro poster de One Direction, el cartel a tamaño original de
la película Amanecer, y sacó de una carpeta algunas fotos impresas que habíamos
sacado en verano. Cogió celo, y poco a poco fuimos decorando la pared de la
habitación con fotos y posters. Coloqué mi guitarra en una esquina de la
habitación cerca de la cama en la que iba a dormir, la que estaba junto a la
ventana, y Valeria empezó a sacar cosas de la maleta. Hice lo mismo que ella,
abrí una de las maletas en la que tenía la ropa y empecé a meter camisetas en una parte del armario, nos
repartimos las perchas y las estanterías y comenzamos a colocar toda la ropa
que habíamos llevado. Colocamos los neceseres y las cosas de la ducha en una
estantería, metimos la ropa interior en un cajón, el pijama debajo de la
almohada y las zapatillas debajo de la cama. Saqué mis bolsos, mochilas y
calzado de otras dos maletas y coloqué mis playeros, botas, botines y sandalias
al lado del armario; Puse los bolsos y las mochilas en una estantería y Valeria
hizo lo mismo con sus cosas. Una hora después, las siete y media, teníamos
todo listo. Nos peinamos y arreglamos y fuimos a la habitación de los chicos
para bajar a cenar. Llamé a la puerta.
-¿Quien?-preguntó una voz al
otro lado de la puerta.
-Nosotras-contestó Valeria.
-¿Quien es nosotras?-preguntó
la misma voz.
-¿Que otras nosotras conoces
ya?-pregunté abriendo la puerta.
Los chicos nos miraron, y
sonrieron.
-Hola chicas-saludó Nico.
-Hola-contestamos.
-¿Estáis listos para ir a
cenar?-preguntó Valeria.
-Puede-contestó Alex-¿Me
ayudáis a colocar las camisetas?
-A ver, voy-dije suspirando y
acercándome al armario en el que estaba Alex.
Su habitación era más grande
que la nuestra, tenía cinco camas, y cinco armarios. Las fundas nórdicas de sus
camas eran azules y los armarios de madera negra. Empecé a doblar las camisetas
de Alex, que estaban hechas un churro, y a apilarlas en una de las estanterías
de su armario. Mientras tanto, él estaba colgando en perchas sus chaquetas y
los pantalones; Valeria estaba hablando con los chicos. Al cabo de unos minutos
acabé de colocarle las camisetas y todos estaban listos. Nos encaminamos hacia
la cafetería del instituto. Salimos del edificio en el que estaban las
habitaciones, los baños y vestuarios y atravesamos el patio. Por lo que había
visto por el momento, deduje que el prado que se veía a través de mi ventana
estaba detrás de nuestro edificio, y no delante; donde estábamos ahora. Tras
atravesar el patio, cubierto por canchas de volley, fútbol, baloncesto y dos
pistas de tenis. Llegamos a un edificio, la fachada era de ladrillo rojo y
tenía el tejado de pizarra. Pasamos dentro y descubrimos que era el instituto
donde estudiaríamos. Tras pasar el pasillo principal, por el olor a patatas
fritas, deduje que la cafetería estaba al fondo a la izquierda. Aceleré el
paso, como si supiera por donde iba y Valeria y los chicos me siguieron. Mi
deducción no falló y la cafetería estaba justo donde yo pensé.
-Llegamos-dije abriendo la
puerta.
La cafetería era enorme,
había un montón de mesas y sillas. Nos pusimos a la cola para ir a pedir la
cena, cogimos una bandeja, los cubiertos y cuando llego nuestro turno pedimos
la cena.
-What do you want for dinner?-me preguntó sonriendo un camarero de
unos veinte años.
-I’d like to eat
meat with chips and salad, please-contesté sonriendo.
-Here you are-contestó el jóven dándome un plato con lo que había
pedido.
-Thanks!-dije sonriendo.
El camarero sonrió guiñándome
un ojo, me despedí de él y fui en busca de una mesa vacía con sillas
suficientes. A los pocos minutos de sentarme en una mesa en la zona oeste de la
cafetería, Valeria llegó hacia donde yo estaba con un plato de huevos fritos y
patatas. Los chicos fueron llegando uno a uno con sus platos variados.
-Qué aproveche-dije cuando
todos estábamos comiendo.
-Gracias-contestaron.
Me serví medio vaso de algo
que parecía zumo de naranja mezclado con agua. Bebí un trago y como no me
gustaba me bebí el vaso entero de otro trago y rellené el vaso de agua. Eché
kétchup a las patatas y comencé a cenar. Partí los dos tomates que me había
echado el camarero en trocitos y los junté con las hojas de lechuga. Revolví la
ensalada y le eché sal de unos sobres que había en un dispensador encima de la
mesa. Empecé comiéndome la ensalada y luego la carne asada con patatas. En
quince minutos todos acabamos de cenar. Llevamos las bandejas a su sitio,
tiramos las sobras a la basura y colocamos los cubiertos en una mesa para que
poco después los llevaran a lavar. Salimos de uno en uno por la puerta y fuimos
caminando tranquilamente por el pasillo.
-La comida estaba rica-dijo
Valeria.
-Sí, por lo menos hay lo
mismo aquí que en España-contesté.
-¿Qué vais a hacer
ahora?-preguntó Robert,
-¿Nos vamos a dar una
vuelta?-pregunté mirándoles.
-¿Qué os parece una ruta
turística por el instituto?-sugirió Alex.
-No, nos vamos a meter en
líos-dijo Valeria.
-Es verdad,-afirmé yo-mejor
otro día-dije guiñándole un ojo a Alex.
-¿Nos vamos a jugar al billar
o a ver una peli?,-sugirió Nico-creo que hay sala de ocio.
-Vale-dijo Valeria sonriendo.
Salimos del edificio del
instituto y nos dirigimos al patio, allí Alex preguntó a un grupo de chicos
franceses donde estaba la sala de ocio; estos contestaron en un inglés con
acento francés que estaba en la planta baja del edificio en el que dormíamos,
más conocido como el edificio principal.
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